viernes, 27 de junio de 2014

Aguerrido detective

(Sí, es el artículo de Diagonal).

De vez en cuando surgen polémicas respecto a si una investigación policial se ha llevado a cabo de forma adecuada o no. Pero claro, las dudas suelen venir de personas sin experiencia en estos asuntos. No es mi caso: estuve a punto de hacerme detective privado, pero lo desestimé al no encontrar gabardinas de mi talla. También me compré un libro de criminología y tengo previsto leerlo en algún momento.

Gracias a este amplio bagaje, estoy en condiciones de exponer los seis puntos básicos que ha de seguir cualquier investigación detectivesca:

1. Identificación del culpable. Hay que seguir el instinto. Si uno abre el periódico y lee la noticia de un asesinato, en seguida sospechará (acertadamente) de alguien, por algún detalle que le delata: está calvo, saluda a los vecinos, viste raro o es mi amigo Nacho, que me debía 33,50 euros justo por la época del delito.

2. Examen de la escena del crimen. A mí la policía no me dejó ni acercame, pero seguro que hubiera encontrado algún indicio: un 9 en una puerta que en realidad es un 6 descolgado, una mancha en la moqueta o la tarjeta de visita de Nacho. Si no hay pruebas, se pueden inventar, siempre y cuando estemos seguros de que el sospechoso es culpable (el fin justifica los 33,50 euros). Yo me lié y conseguí una prueba que demostraba la hipótesis de Riemann. Fui el matemático más famoso del mundo durante doce minutos, hasta que alguien se dio cuenta de que había cometido un pequeño error: todos los números estaban mal.

3. Interrogatorio del sospechoso. A ser posible, esposado y en un habitación mal iluminada. Hay que hacerle preguntas como: ¿Dónde estaba usted la noche en la que me prestó el dinero? Yo no he dicho que fueran 33,50 euros. ¿De dónde saca esa cantidad? Por desgracia, no se dejó encerrar. Sólo le pude enviar las preguntas por whatsapp. Quedaron sin respuesta.

4. Interrogatorio de los testigos. Bastan las dos o tres preguntas más indicadas, de acuerdo con nuestro objetivo: ¿Cuánto dinero le debía Nacho a la víctima? ¿Ves a Nacho capaz de matar con tal de no saldar sus deudas? ¿Mi vida corre peligro? La única respuesta que obtuve fue: “¿Quién es Nacho? Déjeme en paz”. Testigos amenazados. Típico de Nacho.

5. Arresto del culpable y embargo de su cuenta corriente. Cuando la policía vino a decirme que dejara en paz a esos señores, aproveché para pedirles que arrestaran a Nacho, ya que mi vida corría peligro. Insistieron en que aquel supuesto crimen no había sido más que un accidente de tráfico sin víctimas. Cuando les pregunté si cabía la posibilidad de que alguien hubiera cortado el cable de los frenos, los agentes se miraron extrañados. ¡Menudos inútiles! ¡Nacho estaba jugando con ellos!

6. Campaña mediática para asegurar que el juez condena al sospechoso. Lo suyo hubiera sido pasear por las televisiones y explicar mi terrible experiencia, además de protagonizar crónicas en prensa seria con escalofriantes titulares como: “Aguerrido detective resuelve crimen, salva su vida y recupera botín”. Pero sólo pude escribir cartas a todos los diarios (sin publicar) y abrir un blog (aguerridodetective.blogspot.com).


El caso acabó bastante bien: conseguí que Nacho me devolviera el dinero y que no volviera a hablarme jamás. Aunque sigue en la calle.